Ganadería Casa Barbeiro, el bienestar que se nota en la producción

La explotación de Juanjo Fraga, situada en la parroquia de Lagoa, en Alfoz, tiene como máxima que los animales estén relajados. Fue de este modo como logró durante dos años tener la vaca con más producción de Galicia

Ganadería Casa Barbeiro, el bienestar que se nota en la producción

Juanjo Fraga, segundo por la izquierda, junto a su hijo y dos personas trabajadoras de la explotación.

En el año 2015, Barbeira Mimosa desbancaba a Cala como reina de la producción de leche en Galicia. En su tercer parto Mimosa llegó a producir 22.281 kilos de leche con un 3,57% de grasa y un 2,95% de proteína, con un promedio de producción de 73 kilos diarios, dos más que su antecesora. Pero Cala y Mimosa no eran rivales, sino compañeras de granja. Las dos compartían cubículos en casa Barbero, que durante dos años consecutivos fue distinguida por la Federación Frisona Gallega por tener entre su ganado la vaca líder en producción del país.

En ese momento otras 6 vacas de esta granja mariñana, entre ellas Perica, Marilia o Silvia, se situaban también entre el top ten gallego. ¿El secreto? Un manejo destinado al bienestar animal donde la producción llega por añadidura, explica Juanjo Fraga. «Hay que buscar que la vaca dure y para eso lo primero es el cuidado, que los animales estén relajados y controlados», considera. En su orden de prioridades estarían después las instalaciones, la alimentación y la genética. «Hay que ir mejorando en esta orden», defiende.

«Para propiciar la longevidad de los animales, lo primero es el cuidado y después instalaciones, alimentación y genética»

En la actualidad, Casa Barbero tiene espacio para 140 productoras en unas instalaciones que fueron cambiando en estos últimos 10 años, buscando siempre ese objetivo del bienestar del ganado, en el que incide Juanjo, amante de los animales incluso en su tiempo libre gracias a su pasión por los caballos.

Su formación, ingeniero agrícola, le ayudó en todo este proceso de modernización desde que en el 2008 dio el paso de ponerse al frente junto a su madre Josefina y a su hermana Rosana.

Un año después, en el 2009, acometieron la primera ampliación en la granja, a la que se sumó la de 2011, cuando le compraron 86 cabezas a un vecino que abandonó la actividad y al que le alquilaron también su nave para meter las novillas.

Cambios en los cubículos
Aprovecharon entonces para reformar el establo viejo, incluso con innovaciones propias, por ejemplo, en la forma de los cubículos. «Cogí la idea en una revista, son cubículos distintos a los que se usaban por aquí, con dos rampas en la parte delantera y trasera que le facilitan a la vaca el poder levantarse y evita accidentes, porque el animal no tiene dónde golpearse», explica Juanjo.

La explotación incorporó cubículos con rampas en la parte delantera y trasera

A mayores, se necesita menos arena que en los convencionales y la vaca tiene más espacio de descanso incluso midiendo el cubículo entre 5 y 10 centímetros menos de largo (175 frente a los 180 o 185 de los habituales en Galicia). Este modelo de sofá bovino, que Juanjo incorporó de granjas canadienses, lo copiaron ya otras explotaciones de la zona.

granxa casa barbeiro

Nuevas ampliaciones
En el 2014 llegaría la tercera ampliación, con la instalación de una sala de ordeño 2×10 que los obligó a estar dos meses ordeñando en un circuito provisional, a pesar de lo cual no notaron una bajada en la producción. Tamen introdujeron medidas de ahorro energético. «Nos dio buen resultado el intercambiador de calor con el tanque, desde que lo pusimos, el termo eléctrico no volvió encender», cuenta Juanjo.

Ahora, una década después de tomar las riendas de la granja familiar, Juanjo Fraga prepara ya la cuarta ampliación de la explotación, situada en el lugar de Sixto, que va a consistir en 80 plazas más para vacas en ordeño, un almacén de 450 metros cuadrados, silos y una fosa de purín cubierta de 1.400.000 litros.

La granja retomó desde el otoño pasado la elaboración de la ración diaria con el objetivo de reducir costes

Forrajes
Este crecimiento previsto va a estar acompañado de un incremento importante de la superficie forrajera de la granja, que pasó de echar 28 hectáreas de maíz el año pasado a 42 en esta campaña. Casa Barbeiro maneja en este momento unas 70 hectáreas de superficie agraria y tiene como objetivo llegar a las 90 «para ser excedentarios en forraje y tener garantías de autosuficiencia si hay un mal año de producción. Queremos al mismo tiempo ir reduciendo el concentrado», detalla Juanjo.

Gracias a una concentración parcelaria acometida en todo el ayuntamiento, lograron mejorar el tamaño de las parcelas y los accesos. El proceso se inició en el año 1996 pero las parcelas no fueron entregadas hasta abril de 2015, por lo que hasta el próximo año las fincas no estarán aún en plena producción. En la zona de Alfoz y Valadouro, Casa Barbeiro es la explotación más grande y «por desgracia», considera Juanjo, casi la única con miras a mantener la producción de leche a medio y largo plazo. «Hay mucha gente que se está pasando a la carne», explica, un sector que acaba siendo un importante competidor para la base territorial de las explotaciones de leche.

Preparación de un carro mezclador.

Preparación de un carro mezclador.

Juanjo está apostando también por la autosuficiencia de la granja tanto en los procesos de producción como de elaboración de la alimentación. Desde octubre hace él en la propia explotación el ensilado y la mezcla para la ración diaria con el objetivo de ahorrar costes. Hasta ese momento Casa Barbeiro se servía del CAVI (Centro de Alimentación de Vacuno) que la cooperativa Os Irmandiños tiene en la parroquia barreirense de Vilamartín Pequeno y desde el que suministra diariamente ración húmeda a muchos de sus socios.

Se habían acogido a este servicio «por comodidad», pero Juanjo considera que «dependiendo de las circunstancias de mano de obra y disponibilidad de forrajes que tengas en la explotación, es rentable hacerlo tu mismo». Así que volvió a comprar un carro mezclador y hace diariamente dos mezclas diferentes de silo de hierba, maíz y concentrado destinadas una de ellas a las vacas en producción y la otra a las vacas secas y a la recria.

Recuperarse de un bache
Casa Barbeiro produjo el año pasado 1.350.000 litros de leche después de sufrir un importante bache del que trata de recuperarse aún. «En el año 2016 tuvimos muchísimas bajas, casi un 40%. Hicimos muchas pruebas y a día de hoy aún no sabemos ciertamente a qué se debió. Los animales estaban bajos de defensas y nos afectó también la mamitis y a la reproducción. Para nosotros fue un palo muy grande que coincidió además con los precios más bajos de la leche», admite Juanjo.

«En el 2016 tuvimos muchas bajas y aún no sabemos ciertamente a qué se debió»

La explotación quedó mermada con 232 cabezas y con solo 98 en ordeño en este momento, cuando lo habitual sería estar ordeñando entre 140 y 150 vacas. Tienen previsto volver este año a esos niveles gracias a la recría, con 50 novillas en parto previstas a un año vista, que estaban pensadas para la ampliación y que ahora servirán «para recuperarnos y ponernos dónde estábamos», lo que retrasará un año el aumento real de producción de Casa Barbeiro, donde el promedio se sitúa en este momento en 36 litros por vaca.

Juanjo defiende que es importante la producción, pero para él «la longevidad del ganado es un aspecto esencial». También tener recría propia de sobra, para lo cual la explotación dispone de una nave alquilada con 70 plazas y 6 hectáreas de terreno. Es él mismo quien se encarga de todo el proceso de inseminación, menos la revisión de ecógrafo y desde hace dos años introdujeron una amamantadora que acelera el crecimento de las terneras en su proceso de recría.

«No es fácil encontrar personal cualificado para trabajar»
La explotación la atiende en este momento Juanjo más dos personas contratadas (Daniel, asturiano aunque afincado en Foz, y Laura, de Rumanía) y su hijo Álex, que con 18 años aprende el oficio los fines de semana echando una mano. A pesar de que Juanjo es nuevo (tiene sólo 40 años) piensa ya en el relevo, uno de los problemas de futuro de muchas granjas gallegas, y le gustaría que Álex tomara en su momento la misma decisión que tomó él hace 10 años.

«Hoy en día este es un trabajo digno, hacemos 9 horas de reloj y no le envidiamos en salario a otros trabajos»

Un aspecto en el que incide es en el de la formación. «No es fácil encontrar gente cualificada y formar gente en la explotación te lleva tiempo», afirma, a pesar de que considera que «hoy este es un trabajo muy digno, aquí hacemos 9 horas de reloj y el salario no tiene nada que envidiarle a otros trabajos».

Juanjo tiene una titulación universitaria que le aportó conocimientos importantes tanto en el trabajo con los animales como agronómicamente y aunque afirma que «en la Universidad aprendes a aprender», reconoce que «a la hora de llevar la explotación, ser ingeniero agrícola te permite absorber más rápidamente la información que viene nueva, adaptarte mejor y con más rapidez a los cambios en el sector, introduciendo aquello que consideras beneficioso y descartando otras cosas, y al mismo tiempo eres más autocrítico con lo que haces y eso es lo que te permite mejorar».

«Necesitamos estabilidad de precios, pero también que las ayudas se repartan con otros criterios»

Como todos los ganaderos, a Juanjo los actuales precios de la leche no le parecen justos, pero piensa que las demandas han de ir más allá. «Necesitamos estabilidad en los precios, que no tenemos, pero también mejorar el reparto de las ayudas públicas», se queja.

Por un lado, lograr que las ayudas europeas de la PAC «vayan destinadas a quien realmente trabaja en el sector, vinculándolas a la producción, para que si alguien abandona la actividad o la mantiene de manera testimonial no pueda seguir conservando las mismas ayudas que cuando producía», denuncia.

También es partidario de cambios en la filosofía de las ayudas autonómicas para planes de mejora y modernización. «La Xunta valora las fusiones a la hora de conceder las ayudas, pero yo desgraciadamente en esta zona ya casi no tengo con quien fusionarme y puede ser tan viable una explotación unipersonal que una de 20 socios, lo que hay que valorar realmente es que estés creando puestos de trabajo más que la forma jurídica o el número de propietarios», defiende.

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