El vacuno mayor cae por el parón de la hostelería y el turismo

Empresas como Frigoríficos Bandeira o Megaro Foods se ven obligadas a reducir su actividad ante la falta de pedidos y los problemas para la exportación. Los mataderos dejan de sacrificar vacas cebadas y de desvieje

Frigoríficos Bandeira

La imagen de Frigoríficos Bandeira, una de las empresas más afectadas, dista estos días mucho de esta otra

En las semanas previas a la Semana Santa el mercado de vacuno mayor se reactiva todos los años. Mataderos y empresas distribuidoras llenan sus cámaras con canales y lomos de vacas cebadas y de desvieje. Serán los chuletones que se consumirán después en los hoteles y restaurantes durante las vacaciones. Pero este año ocurre todo el contrario, el parón de la hostelería y el turismo, forzado por la expansión del coronavirus COVID-19, ha contagiado también al sector del vacuno mayor en Galicia.

La mayoría de los mataderos ya no han metido vacas esta última semana. Fue el caso de Montellos. El matadero de Betanzos es de los habituales en el mercado asturiano de Pola de Siero pero el lunes no acudió. El gerente de la feria, la única que se celebró en España la semana que acaba de pasar, confirma el descenso en el movimiento producido esta semana, con 500 animales, la mitad de lo habitual. Asturias no cuenta con mataderos importantes de vacuno mayor y manda la mayoría de las vacas y animales de este tipo a sacrificarse en instalaciones gallegas.

Los mataderos han dejado de sacrificar vacas ante la incertidumbre de cuánto durará el cierre de los restaurantes

Igual que Montellos, otros mataderos como Lugo Carne, de Rábade, dejaron también ya a comienzos de semana de meter vacas y poco a poco, según fueron pasando los días, el resto siguieron el ejemplo. Detrás de la decisión está la paralización de los pedidos de la hostelería, principal destino de este tipo de reses, y la incertidumbre de cuánto durará el cierre de los restaurantes.

Bandeira prevé «graves consecuencias»

«Estamos plegando verlas y viéndolas venir, tratando de adaptarnos a las circunstancias, que son muy complicadas para nosotros», indican en Frigoríficos Bandeira, una de las empresas del sector que más vacuno mayor compra y sacrifica en Galicia.

«Estamos parados por los dos lados, porque nuestros clientes de hostelería tuvieron que cerrar y esos pedidos están a cero y porque nos nutrimos de los mercados, que también están cerrados», explican. No sirven directamente a supermercados, sino que esta venta va toda a través de intermediarios, aunque cuentan con una sala de despiece en Mercamadrid que sigue funcionando.

Estamos plegando verlas y viéndolas venir, parados por los dos lados, porque los pedidos de hostelería están a cero y porque nos nutrimos de los mercados, que también están cerrados

En la empresa con sede en Silleda de momento trabaja toda la plantilla pero han bajado mucho el porcentaje de vacas de sacrificio porque «si paran los clientes y no hay salida para el producto no tiene sentido seguir sacrificando al mismo ritmo», dicen. Están «más que preocupados» por lo que pueda suceder y prevén «graves consecuencias».

Cierre en cadena

Al parar Bandeira pararon también las empresas que dependen en parte de ella. Es el caso de la empresa monfortina Gallaecia Delicatessen, de reciente creación y que estaba en plena consolidación y expansión de mercados. Se dedica a la carne selecta, que maduran en sus instalaciones y comercializan posteriormente en España y Europa.

«No estamos metiendo nada ni creo que metamos nada este mes, empezaremos a hacer algo de acopio de nuevo dentro de un mes si esto no se alarga», explica Roberto Hernández, el gerente de la empresa. «Los mataderos no dejan entrar a nadie en sus instalaciones, así que no podemos seleccionar las canales, como hacíamos nosotros habitualmente, tan sólo podemos hacer pedidos», cuenta.

No estamos metiendo nada porque los mataderos no dejan entrar a nadie, así que no podemos seleccionar las canales, y los clientes de Francia, Italia o Grecia pararon los pedidos

Dejaron también de visitar las explotaciones para comprar ganado y redujeron el horario en la planta de procesado que tienen en el Polígono Industrial de O Reboredo, donde los trabajadores van solo de 10 a 13 horas y se dedican a limpiar y a revisar el estocaje.

La obligación de cerrar los restaurantes y hoteles tanto en España como en muchos de los países a los que exportan los obligó a paralizar los envíos. «Grecia paró un pedido que tenía que haber salido este lunes, Francia igual e Italia ya ni te cuento», explica Roberto.

Gallaecia Delicatessen había comenzado este mes a trabajar con la principal plataforma de suministro a hostelería en España, Makro, un acuerdo que esperan que no peligre por la crisis

Aunque el transporte por carretera sigue funcionando y no tendrían especiales problemas para hacer llegar los envíos a destino, trabajan en un 90% de los casos con importadores y distribuidores locales, que tampoco pueden visitar a los clientes finales debido a las restricciones a los movimientos decretados en la mayoría de los países.

En España, habían comenzado este mes a trabajar con Makro, la mayor plataforma de suministro a hostelería, con 37 centros de distribución en toda España, a la que realizaron un primer envío a comienzos de marzo de 160 piezas en un solo pedido, entre lomos enteros y lomos bajos y altos. Fue una negociación muy larga y no temen que el acuerdo de suministro con la cadena corra peligro, pero inevitablemente se verá afectado a corto plazo. «Al estar la hostelería parada nos afecta a todos, estamos a merced de los clientes», evidencia Roberto.

La mercancía que tienen madurando en la cámara, 120 lomos de vaca y de buey, ganará en calidad pero mermará de peso, lo que se traducirá en menores ingresos cuando se retome su comercialización

El freno en las ventas los cogió con mucha mercancía fresca, por lo que podrían aguantarla durante algunas semanas sin que se estropease. Al contrario, el sistema de maduración que emplean, denominado Dry Aged o maduración en seco, hace que la carne gane en calidad con el paso de los días. «No pasaría nada aunque la carne pasase 60 días en la cámara, el único problema es que merma en peso y es dinero que perdemos porque no la podemos vender más cara», indica Roberto.

Tienen unos 120 lomos de vaca y buey en estocaje y otras tres canales completas que mataron hace días. «A ver que hacemos con ellas, porque los lomos no hay problema porque se pueden madurar, pero los traseros no, así que habrá que deshuesar y envasar», explica.

«Es muy difícil conseguir barcos y contenedores para exportar»

Megaro Foods, la empresa catalana que compró hace dos años las instalaciones de la antigua Artesanos Gallegos de la Carne en el polígono industrial de Castro Riberas de Lea, dedica la mayor parte de su producción a la exportación. Trabajan carne de vacuno, que mandan a Asia y el Caribe, y ovino y caprino, que envían a los países árabes.

La crisis del coronavirus, que se ha ido extendiendo en forma de pandemia a todo el mundo, está afectando a la planta de Castro, según reconoce Lourdes Sáenz, responsable de calidad. La materia prima, que procede de mataderos de Castilla y León, Madrid y Galicia (de las provincias de Pontevedra y de A Coruña) sigue entrando con normalidad pero los problemas de logística para los envíos a terceros países dificulta la actividad.

El transporte por carretera dentro de Europa sigue manteniéndose pero el transporte marítimo internacional se ha resentido mucho por las especiales medidas establecidas en China

Aunque algunos de los destinos internacionales a los que suministra Megaro Foods no están por ahora muy afectados por el COVID-19, la empresa utiliza habitualmente el transporte marítimo para hacer llegar la carne a destino y ese tipo de movimientos sí que se ha resentido a consecuencia del aumento de controles fronterizos.

«Es muy difícil conseguir barcos y contenedores porque hay muchos barcos retenidos en China por las medidas especiales establecidas y eso lo retrasa todo y afecta después a todo el mundo porque todo pasa por China», explica Lourdes. Algunos de los principales destinos a los que exporta la planta de Castro en Asia, como son Indonesia o Sry Lanka, dependen directamente de China, pero incluso el tráfico hacia los países árabes o hacia el Caribe se ve condicionado al circular menos navíos en las rutas marítimas (por lo que conseguir barco o contenedor es tarea difícil) y al extremarse los controles en las aduanas (lo que encarece los costes por los días que la mercancía permanece parada en las terminales). Hasta que saltó la crisis del coronavirus Megaro Foods enviaba cada semana desde puertos gallegos cuatro contenedores con 24.000 kilos de carne cada uno hacia destinos asiáticos, los países árabes y el Caribe.

Hasta que saltó la crisis del coronavirus Megaro Foods enviaba semanalmente desde Galicia cuatro contenedores con 24.000 kilos de carne cada uno hacia destinos asiáticos, los países árabes y el Caribe

La planta de Castro Riberas de Lea trabaja poco con el mercado español y en el europeo hay relativa normalidad en el segmento que trabaja Megaro Foods (vacuno de abasto y ovino y caprino para consumo en hogares fundamentalmente), aunque Lourdes expone que «esto es impredecible porque cambia continuamente».

Las plantas de procesado extreman las precauciones

Como la mayoría de empresas del sector, Megaro Foods ha establecido medidas extraordinarias para minimizar el riesgo de contagio entre los 20 empleados que trabajan en su planta de Castro. En su caso no supusieron cambios sustanciales en la manera de trabajar, ya que trabajaban con uniformes integrales con máscara protectora incorporada, cambiaban los guantes cada dos horas usando guantes de colores diferentes en cada cambio para evitar descuidos y empleaban ya desinfectantes de manos en cada cambio.

Las empresas agroalimentarias gallegas seguimos funcionando por ahora con normalidad porque no tuvimos ningún caso positivo entre los trabajadores, lo que nos obligaría a marchar para casa. Esa es una espada de Damocles que todos tenemos sobre la cabeza

A mayores, esta semana han extremado las medidas de higiene lavándose las manos más a menudo, para lo cual cuentan con lavamanos en todas las salas, y han incrementado las distancias, que empezaron siendo de un metro a comienzos de semana y pasaron a metro y medio el miércoles, siguiendo las recomendaciones de la guía elaborada por ANAFRIC, la asociación de empresas cárnicas a la que pertenece. «Mantener la distancia de metro y medio es más fácil en los puestos fijos pero cuando hay que trasladar un palé, por ejemplo, es más complicado», reconoce Lourdes.

La responsable de calidad de Megaro Foods afirma que «las empresas agroalimentarias gallegas seguimos funcionando por ahora con normalidad porque no tuvimos ningún caso positivo entre los trabajadores, porque en cuanto tengamos uno eso nos obligará a tener que marchar todos para casa, así que todas las empresas estamos con esa espada de Damocles sobre la cabeza», asegura.

Prevista una disminución en la demanda de carne una vez pasado el incremento de consumo inicial de estos días

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Terneros cebados en Finca Villadangos, una explotación de Rubia Galega de O Corgo

El mercado de ganado de abasto fue el único que no paró esta última semana, incluso se incrementó de manera importante para poder atender el aumento de demanda de carne, igual que de otros productos agroalimentarios, en los supermercados, ocupando de este modo en los mataderos y en el trabajo de los tratantes el hueco dejado por los terneros de recría y las vacas gordas y de desvieje.

Ante el cierre de las ferias de Amio, Silleda y Castro, se reforzó el canal directo entre las explotaciones y los mataderos, moviendo el ganado sin pasar por los mercados. «El movimiento y traslado de animales de explotaciones a mataderos se está respetando», explica Antonio Álvarez, gerente de Artesáns Gandeiros, que mueve entre 6.000 y 7.000 reses al año entre terneros marcados como Ternera Gallega Suprema, terneros cebados y vacas de desvieje procedentes de las cooperativas Clun, Lemos y A Carqueixa.

La pérdida de restauración y hostelería es muy importante para el vacuno mayor pero puede llegar al resto, que es normal que se resienta también

«De momento el abasto está funcionando con normalidad, si algún matadero por tema de personal tiene algún problema puede hacerlo otro, pero poco a poco, si esto dura mucho, el consumo va a ir disminuir. La pérdida de restauración y hostelería es muy importante para el vacuno mayor pero puede llegar al resto, que es normal que se resienta también, porque el turismo y la gente que venía de fuera en Semana Santa se va a notar», dice.

Es algo en el que concuerdan la mayoría de operadores. «Las vacas de carne la mayoría de los mataderos ya dicen que no las quieren, para los terneros carniceros de momento hay venta, pero con la restauración parada y el turismo pienso que el consumo no se va a aguantar porque la gente ha llenado las neveras y los congeladores estos días y hasta que coma esa carne no va a comprar más», argumenta Juan Carlos Soto, que opera normalmente desde el mercado de Amio.

Cuando fue la crisis de las vacas locas metimos carne para Intervención para mantener actualizada la salida y tener de este modo regulado el ganado de las explotaciones. El agobio fuerte había durado seis meses

Si la situación se mantiene en el tiempo podría darse una caída de precios que repercutiría también en las granjas, como pasó durante la crisis de las vacas locas. «En aquel momento, lo que hicimos fue meter carne en la Intervención para mantener actualizada la salida de ganado de las ganaderías y regular de este modo el ganado de las explotaciones. El fuerte de agobio habían sido 6 meses», recuerda el gerente de Artesáns Gandeiros.

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